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Presentación a la primera edición

 

Por varias razones, me da mucho gusto presentar esta obra, sólo mencionaré tres de ellas: la primera, porque es un acto de emoción, como presentar a un amigo, es decir; a alguien especial a quien consideramos diferente a todos, que no nos pertenece pero, a la vez, lo sentimos nuestro porque -de alguna manera- es parte de nuestra vivencia.  La segunda razón es que los libros tienen alma.  El alma de la sorpresa que sigue al advenimiento de lo insólito.  Los libros, en efecto, tienen reglas especiales y privativas que los distinguen a unos de otros, pero siempre, en todos ellos, se descubre un mundo encantado.  Y la tercera, no menos importante, es que he compartido muchos ideales y proyectos profesionales con Mario Martínez Silva y Roberto Salcedo Aquino.

Dicho lo anterior, entraremos en la materia del libro: el hombre y la política.  El primer objeto con que tropezó el hombre fue, sin duda, su semejante, su prójimo, su próximo.  Hoy en día sabemos que un individuo aislado no podría ser racional, le faltarían los elementos para ello.  El hombre conoce el sentido del pensamiento y, en consecuencia, de la política, porque de los otros ha aprendido el valor que ésta tiene.  A los hechos políticos, luchas por el poder y el cambio, el hombre les quiere dar sentido y explicación; esa reflexión lo lleva, necesariamente, a las implicaciones de un mundo politizado, pues la política es la expresión sublime del pensamiento que busca, permanentemente, la justicia como ideal y como realidad que es, a la vez, un compromiso ante la sociedad.

La política es hoy el mejor sustento para la democracia: lo es como forma de organización y concordia humana en la que los derechos y obligaciones de los hombres deben ser escrupulosamente respetados y definidos.  Por ello, al materializarse ésta en una contienda electoral por la obtención del poder, la política aspira para los habitantes de una nación, a una vida más plena y de convivencia digna.

Por esa razón adquiere tanta relevancia la forma como presenten los partidos políticos su oferta ante el electorado.  Las campañas electorales requieren adecuarse a condiciones de una mayor competencia dentro de un sistema que, además de normar la actividad electoral, requiere pluralismo y tolerancia.  Por ello, la promoción de candidatos y de proyectos políticos debe realizarse sobre bases distintas que contemplen aspectos significativos como:

a)         El óptimo aprovechamiento de los recursos con que se cuente o de aquellos que, de acuerdo con las regias vigentes, se puedan erogar;
b)         Un ejercicio de diseño, integración y preparación de la campaña, es decir de planeación, que permita definir objetivos concretos para que, en función de ellos, se determinen las acciones por realizar.

Esa situación ha obligado a que las fuerzas políticas redoblen sus esfuerzos a la hora de presentar su oferta ante los ciudadanos, es decir, en las campañas políticas.  Como sabemos, éstas se han convertido en parte fundamental de la competencia electoral, en un marco de contiendas muy cerradas, ya que cada vez el partido que gana lo hace con diferencias porcentuales menores.  Realizar una campaña sin un proyecto definido no es recomendable, a menos que lo que se pretenda sea perder la elección.

Los partidos políticos requieren, hoy más que nunca, de personas capacitadas y especializadas en la materia, de profesionales de la política que proporcionen la asesoría y el apoyo que los candidatos y los propios partidos requieran para una adecuada y oportuna promoción de la candidatura, sobre la base de que un buen trabajo de campaña es indispensable para quien pretenda asumir un puesto de elección popular, así como también para el partido que pretende alcanzar el poder o, en su caso, mantenerlo.

A pesar de ello, ante la necesidad de realizar la mejor campaña, se ha acudido a instrumentos como la mercadotecnia y la publicidad, útiles sólo a condición de considerarlos como una acción de venta de imagen y no el inicio de la construcción de un proyecto de gobierno que, probablemente, tenga que ponerse en práctica.

Es en este punto en el que queda claro que la contienda política, como método establecido para renovar autoridades y representantes, en un ambiente de civilidad, se encuentra dentro del ámbito de acción del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública.  Esta es la razón por la que se considera necesario que sea el Colegio la instancia que encabece jornadas para la recuperación de ese espacio para la política, de manera que los expertos en esta materia sean los protagonistas en el cambio hacia campañas electorales de mayor calidad, enmarcadas por un proyecto de gobierno y de sociedad a los que se pretende llegar.

El Colegio, que es el gremio de esos especialistas, debe ser protagonista dentro del contexto de las elecciones y manifestar su opinión sobre cómo debe de realizarse las campañas electorales.  Ello le permitirá, además, generar presencia dentro del ámbito político-electoral en un país que transita, de manera intensa, hacia un fortalecimiento democrático.

El presente Manual de campaña se elaboró con la finalidad de contar con una guía especializada sobre la materia, a partir de la experiencia adquirida en las tareas que implica la promoción de una candidatura, desde su diseño v preparación, hasta la conclusión del proceso: cuando se comunica el resultado de la elección, así como el análisis de la mejor forma de realizar cada una de las actividades que conlleva y el estudio de la teoría que sobre el particular existe.

El nivel de la contienda política que ya vive México depende, en gran medida, de la calidad de las campañas.  La competencia electoral v el nivel de politización de los mexicanos obligan a garantizar que éstas sean mejor realizadas, que ayuden a despertar el interés de los ciudadanos por participar en el ejercicio del sufragio y, sobre todo, por decidirse en favor de una determinada oferta política.

El Manual de campaña es una herramienta de uso, análisis y consulta que proporciona una orientación adecuada sobre cómo promover una candidatura de manera profesional.  Contiene la información necesaria acerca de qué hacer para organizar, coordinar y realizar una campaña electoral a través del desarrollo de aquellos puntos considerados vitales para lograr un trabajo idóneo.  Algunos de ellos son:

  1. Las características del candidato.
  2. La forma en la que se debe diseñar una campana.
  3. Los elementos y las previsiones a considerar antes de iniciar una campaña.
  4. La integración del equipo de campaña.
  5. Promoción e imagen del candidato.
  6. Recomendaciones para la formulación y transmisión de mensajes durante la campaña.
  7. Estrategias para tratar de influir a través de la comunicación persuasiva.
  8. La utilidad de las encuestas.
  9. Las tareas que deben asumirse dentro de una campaña y la forma en que deben distribuirse entre los miembros del equipo de campaña.
  10. La logística dentro de la campaña.
  11. La administración de los recursos y la preparación de los informes que deben presentarse ante el IFE en materia de financiamiento y gasto de campaña.
  12. El candidato y la oposición.

 

Con el Manual de campaña se aporta un instrumento que coadyuva al alcance de esos objetivos y, además, brinda la posibilidad de recuperar, a través de su lectura y aplicación, un espacio para la política.
Finalmente, debo destacar que la calidad de esta obra es de excelencia porque los autores, además de ser reconocidos miembros del Colegio, poseen una conjunción de valores éticos, humanos y profesionales consagrados a la política y la administración pública.  Con su admirable desempeño en al campo de la docencia han beneficiado a una gran cantidad de mexicanos con vocación por los asuntos políticos y de servicio público.  La experiencia de Mario Martínez Silva y de Roberto Salcedo Aquino en materia electoral es vasta y profunda.  Esta vez, merced a su inquebrantable inquietud por seguir fortaleciendo el ejercicio de la profesión nos obsequian, de manera organizada y sistematizado, estas investigaciones en materia de procesos electorales que serán, nadie lo dude, en provecho de la democracia.

Manuel Quijano Torres.